Los ojos están en riesgo particular de daño oxidativo debido a su alta exposición al oxígeno, alta exposición a la luz y por ende a la radiación ultravioleta y contacto frecuente con contaminantes ambientales sobre todo en ciudades industrializadas .

Los radicales libres generados por el stress oxidativo propio de el metabolismo  específicamente a nivel del cristalino, producen entrecruzamiento, desnaturalización, degradación de sus proteínas y finalmente su opacificación es decir la formación de cataratas.

En la retina, el mecanismo de daño oxidativo implica el acúmulo de material que normalmente debería ser desechado en la parte externa de la capa donde se ubican los conos y los bastones , los cuales son  responsables de la visión de el color y el detalle de las imágenes . En este caso  el daño puede llegar a ser irreversible. Por esto, terapias antioxidantes y dietas ricas en antioxidantes (como la dieta mediterránea) parecen prevenir o al menos disminuir el deterioro originado por un exceso de estrés oxidativo.

En una revisión sobre el papel de las vitaminas y minerales, carotenoides y ácidos grasos esenciales en relación con la salud ocular realizada por Brown de la Universidad de Oxford se reconoce que las vitaminas A, C y E tienen un efecto protector en el daño oxidativo que sufre el cristalino y la retina. Igualmente  un estudio prospectivo del consumo dietético de luteína y zeaxantina , evidenció  una reducción en la progresión de cataratas que pudieran requerir  intervención quirúrgica.
El consumo diario de antioxidantes, puede tener efectos significativos en la eliminación de radicales libres en el microambiente ocular y por lo tanto  puede disminuir la progresión de los daños inducidos por el estrés oxidativo, que se traducen finalmente en envejecimiento de los tejidos. Esto cobra especial importancia en la población mayor de 50 años, con fuertes deficiencias nutricionales, ya sea por factores económicos o socio-culturales.

Igualmente  son susceptibles de  tratamiento preventivo, todas aquellas personas en quienes la exposición frecuente a la luz solar  (países tropicales) y la hipertensión arterial, tendrán mayor probabilidad de sufrir enfermedades relacionadas con un envejecimiento anormal de el globo ocular.

Se ha comprobado que la ingesta de ácidos grasos omega 3, tienen un efecto significativo en la sintomatología relacionada con ojo seco, como visión borrosa, enrojecimiento ocular , ardor y malestar ocular. Su fuerte potencia anti inflamatoria   y el cambio que inducen en la película lagrimal, evitando la evaporación de la misma,  son el éxito de este suplemento nutricional en el tratamiento de el ojo seco